domingo, 16 de agosto de 2015

Frases de "El abuelo que saltó por la ventana y se largó"

"Aunque había nacido y crecido en aquel lugar, nunca lo había sentido tan ajeno. ¿Acaso debía de cortar amarras con el pasado y seguir adelante sin mirar atrás? Sí, desde luego."

"Por un lado, no estaba interesado en ninguna revolución, fuese española o de cualquier otra índole; como es sabido, cualquier revolución llevaba a otra de signo contrario"

"La venganza no es buena consejera. Es como la política: una cosa lleva a la otra y al final lo malo se convierte en peor y lo peor en nefasto"

"Quien alguna vez haya pisado la plasta pringosa que constituye una caca de elefante recién depuesta sabrá que es prácticamente imposible permanecer de pie. [...] Resbaló, paró la caida aleteando con los brazos, dio un rápido paso atrás con el otro pie y acabó sobre la plasta cuan largo era. En efecto, había aterrizado de espaldas sobre una blanda y colosal cagada."

"Porque las cosas como son, las bebidas alcohólicas tienen que bajar por la garganta y acabar en el estómago, y cuanto antes mejor, no quedarse pegadas en el paladar"

"Ya de niño, Allan había aprendido a desconfiar de quienes no se toman una copa si se les brinda la ocasión"

"Siempre había pensado que si no se tiene ninguna certeza, no vale la pena ir por ahí haciendo cábalas"

"Allan dijo que el tiempo en que el pastor había permanecido en silencio había resultado sumamente agradable, pero que, aun así, a la larga sería preferible que uno contestara cuando el otro hablaba."

"De uno de los dos bandos sería, desde luego, porque si algo había aprendido Allan a lo largo de su vida era que la gente se empeñaba en pensar de una manera o de otra."

"Aunque, por supuesto, la gente podía ser como le diera la gana, no podía dejar de pensar en que la mayor parte de las veces es innecesario mostrarse arisco cuando, encima, se tiene la posibilidad de no serlo."

"En el cerebro del prisionero 133 se movían muy pocas ideas, y cuando lo hacían tendían a colisionar unas con otras"

"No es tan difícil hacerse el tonto cuando realmente lo eres."

"No tenía por qué estar tan enfadado, ya que, de eso estaba convencido, no le serviría de nada."

"El abuelo que saltó por la ventana y se largó"
Jonas Jonasson

miércoles, 12 de agosto de 2015

"En la distancia" de Josefina Aldecoa, crónica de una época.

Portada de "En la distancia"
Una niña de la guerra, una niña cuya infancia se desarrolló durante la cruenta Guerra Civil Española, su juventud y madurez durante el opresor Régimen franquista y ya sus últimos años en libertad, nos cuenta, con la perspectiva que solo pueden dar las canas su atípica vida, si es que no todas lo son en cierta forma. No solo nos narra los acontecimientos más importantes de su ajetreada existencia, sino que relata también los principales hitos históricos de la España y el mundo de su tiempo, añadiendo una dimensión sentimental que enriquece sobre manera esta autobiografía. Nos muestra el sentir de una generación ante los acontecimientos que tuvieron lugar en aquella triste España, elevando a “En la distancia” al nivel de crónica de una época. No en balde, Josefina Aldecoa, autora y protagonista de este título, perteneció a la generación del medio siglo caracterizada por el realismo en sus obras. Literatura de la berza lo llamaron algunos de forma despectiva, pues tomad y comed todos de esta rica berza.

Es sorprendente comprobar como a sus 76 años Josefina Aldecoa pudo llevar a cabo un análisis tan lúcido de su vida y una introspección tan exhaustiva de su ser y plasmarlo en esta magnífica obra. Esa es otra, “En la distancia” es una autobiografía, pero también un análisis, un análisis de los acontecimientos, de los momentos, de los incontrolables y bruscos cambios que marcaron un antes y un después, en definitiva el análisis de una vida. Sin duda, una de las observaciones que más me han gustado de todo el libro es aquella que realiza en torno al papel que jugó “La Movida” durante la Transición y los años siguientes.

La biografía novelada comienza con tintes oníricos y bucólicos recordando su infancia en la casa de sus abuelos. Sin embargo, rápidamente y derivado de los acontecimientos históricos el aura imperante se vuelve triste y silenciosa,  todo se tuerce pena durante cuarenta años. Si bien, nadie, ni tan siquiera un régimen opresor como el imperante, púdo frenar las ansias de libertad de aquella niña de la guerra. En este libro se constata y da fe en primera persona de un periodo de la historia de España silenciado y oculto, al tiempo que se muestra a las claras que es muy complicado ponerle límites a las aspiraciones humanas, sobre todo si estas corresponden a un grupo.

Título: En la distancia
Autor: Josefina Aldecoa
Editorial: Alfaguara
Descripción: Rústica 233 páginas
ISBN: 84-204-0155-2

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"Historia de una maestra" de Josefina R. Aldecoa

domingo, 21 de junio de 2015

“Jurassic World”, corriendo con tacones por la selva.

Cartel de "Jurassic World"
¿Qué decir de “Jurassic World” que no hayas leído o cuanto menos intuido? Una película llena de manidos estereotipos, en la que no puede faltar el típico romance entre los protagonistas ya esté ardiendo Troya o acabándose el mundo. Con unos diálogos absurdos e irrisorios en muchos casos, sobre todo los de los dos chavales. En la que la protagonista se pega unas carreritas en tacones por la selva que no te lo puedes creer, y de hecho no te lo crees, llegando a correr más que un T-Rex, ahí es nada. Y con un hilo conductor en el cual las cosas ocurren bien por descuidos, bien por azar o bien porque el que las hace está a medio cocinar. Pero vamos a ver, ¿a qué te metes en la jaula del bicho bichísimo más peligroso de todos, por mucho que te hayan dicho que se ha escapado? ¿Qué esperas encontrar, iluminado? ¿Si todo puedes verlo desde las cámaras y la cristalera? Y sobre todo, ¿por qué no te aseguras en primer lugar de dónde está el tal Indominus Rex, si lo puedes rastrear con un implante? Bueno, pues nada, ya está liada parda. Y como esta varias.

Ey, pero no todo es malo en esta tremenda película, que cada uno entienda con esta frase lo que le parezca. Si bien es cierto que no se llega a empatizar en profundidad con ninguno de los personajes y que hay momentos en los que incluso el espectador desconecta de la película. No es menos cierto, que desde el instante en que ves al malo tienes unas ganas irrefrenables de que muera lo más cruentamente posible, casi tantas como las de que el niño se despeñe por un barranco o se lo coma un dinosaurio o algo, todo porque deje de estorbar. También son de alabar los guiños hechos a “Jurassic Park” y los puntos cómicos a lo largo de la historia. Y por supuesto, dentro de lo que es la película, hay que destacar las actuaciones de los dos actores protagonistas, Chris Patt en el papel de Owen y Bryce Dallas Howard en el de Claire, y de Jake Johnson, que junto a Vincent D’Onofrio le consiguen dar cierto sustento a este sinsentido.

Mosasaurio
Ahora bien, a pesar de todo lo expuesto, para mí “Jurassic World” es una película que cumple su función, entretiene y divierte a la vez que llena en cierto modo el vacío y la nostalgia que en la gente joven de los 90 dejó “Jurassic Park”. En cuanto a los críticos que consideran la película como una basura infumable. ¡Vamos a ver! ¿Qué esperabais ver? ¿Una película profunda sobre como los humanos volvían a jugar a ser Dioses, dando vida a seres extintos con la única finalidad de sacar dinero y los dilemas morales que eso podía suponer? Porque lo que yo esperaba era ver DINOSAURIOS por un tubo, muchos dinosaurios y cómo estos se pegaban contra los humanos. Si tu intención es ver films profundos con un gran argumento te vas a ver a David Lynch o a alguno de ese pelaje, pero no vas a ver “Jurassic World”. 

Y sí, es un film completamente recaudatorio, la saga para nada precisaba esta película. De hecho, se han aprovechado de la nostalgia del público que vio “Jurassic Park” cuando eran jóvenes y que ahora quieren en cierto modo revivir ese momento. Y además, llevan a sus hijos, los que los tiene, con la pretensión de que esas jóvenes mentes sientan lo que ellos sintieron al ver “Jurassic Park”. Y con estas la compañía de turno vende dos entradas y hace el doble de caja, por lo menos. Aún con esas, era previsible que “Jurassic World” fuese de ese pelaje, así es que si sabías a lo que ibas, la película te ha dado lo que había prometido, DINOSAURIOS.

sábado, 28 de marzo de 2015

Bajo los cielos de Asia de Iñaki Ochoa de Olza

Portada de "Bajo los cielos de Asia"
A “Bajo los cielos de Asia” le delata su portada. Efectivamente, es un libro escrito por un alpinista o mejor aún himalayista, que parece que le da más empaque. Pero esto no quiere decir que él mismo solo pueda gustar a personas afines a tal actividad, ni mucho menos. Aún cuando en el libro se habla de montañas, y no de cualesquiera montañas, no, de las más altas bajo la bóveda celeste, para mí no es un libro que calificaría como de montañas o para alpinistas. Quizás le sentaría mejor el término “de aventuras”, pero lo que mejor le cataloga es que es un libro sobre la vida vivida plenamente. Cosa esta última que no siempre es factible, ni tan siquiera identificable.

Iñaki Ochoa de Olza, el autor, nos conduce en primera persona a través de sus principales hitos alpinísticos que realmente se acaba convirtiendo en un viaje por parte de su vida. En cuanto a estilo, no presenta ningún alarde, ni lo pretende, el contenido es mucho más importante que el continente. Dicho lo cual, la forma de escribir de este polifacético alpinista se hace bastante amena y ligera, mostrando a las claras aquello que desea contar. El libro se divide en años y cada año por expediciones, lo cual es una forma bastante peculiar de medir el tiempo. Pero, como ocurre con las vidas y los principios, es imposible contar el trasfondo del personaje de forma lineal y fácilmente entendible, sobre todo si este es de carne y hueso.

“Bajo cielos de Asia” trata, posiblemente sin la completa intención del autor, fundamentalmente sobre la pasión y la vida. La vida y cómo este fuerte navarro la entendía, que dista mucho de lo que por desgracia se ve hoy en los denominados “países occidentales”. Mucha gente cuando piensa en alpinismo, y más concretamente en esos “locos” que van a “matarse” al Himalaya y al Karakorum, les surge una pregunta, ¿por qué? Extrañamente y como indica el autor esta pregunta siempre la plantean los mismos, los adultos, a los niños ni se les pasa por la cabeza, ellos tienen en mente posiblemente otras cuestiones y términos más cercanos a aventura o pasión. Pues bien, en primer lugar, nadie se va a matar por gusto escalando en plan, “mira que cornisa tan bella, voy a despeñarme aquí”. La actividad que realizan los escaladores tratan de hacerla con la mayor seguridad posible si bien el riesgo es inherente a la misma, pues es imposible controlar el clima o saber cuándo te va a poder dar una embolia o cuándo te vas a despeñar. Raramente por no decir nunca, un alpinista pondrá su vida en juego a cualquier precio con tal de hacer cumbre. De hecho, como puede verse en este libro, no suele ser lo más habitual hollar la cumbre de estas altas montañas. Hay que intentarlo muchas veces hasta conseguirlo sabiendo que en la mayoría de las ocasiones te tendrás que dar la vuelta a media montaña o a 100 metros de cima porque las condiciones se ponen chungas o porque te quedas sin fuerzas o vete tú a saber, simplemente porque no se ve nada clara la cosa. Si no, que se lo dijesen a Iñaki que necesitó tres expediciones para lograr hacer cima en el K2, con todos los intentos que ello supuso. Sin embargo y a pesar de todo, estas tremendas montañas eran su pasión y su camino hacia la felicidad, lo que llenaba o recargaba su espíritu de energía.

Teniendo esto claro, el alpinismo es un deporte que en cierto sentido te reconcilia con el mundo y la naturaleza, con aquello que el ser humano siempre ha sido, al menos es la idea que se plantea. Si te paras a pensarlo a lo largo de toda nuestra existencia, el confort y la seguridad no han sido ni mucho menos una constante. Actualmente lo tomamos como algo normal, incluso habitual, y llegamos a indignarnos en su ausencia. Sin embargo, nunca ha sido más cierto que ahora que el cielo puede caer sobre nuestras cabezas y cambiar nuestras vidas de forma radical. Y no precisamente porque en épocas pasadas no pudiese suceder sino más bien porque nos hemos mal acostumbrado a una vida fácil y rutinaria que en muchos casos ha llegado a matar parte de nuestra misma esencia.

Poca gente podrá entender el por qué de la realización de esta actividad y que para algunos puede parecer una pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero. De hecho, es muy posible que todo aquel que no se dedique a ella, nunca llegue a comprenderla. Por mí parte, no tengo ninguna relación con la escalada ni el alpinismo, ahora bien creo haber vislumbrado que los tiros van por la libertad, la pasión o la esperanza.

Pero oye, no hay que confundirse y pensar que los alpinistas son héroes ni mucho menos, Iñaki deja esto muy claro en el relato de diferentes expediciones. Los alpinistas y el alpinismo en general están muy idealizados, cuando realmente son personas normales, un poco más fuertes y resistentes, pero gente normal. Tanto es así, que por aquellas cotas lo mejor y lo peor de nuestra especie se presenta en grado superlativo. Desde emprender un arriesgado rescate para lograr bajar de la montaña a alguien enfermo sea como sea, hasta pasar al lado de un alpinista que se acaba de caer y se esta muriendo, hacerle una foto y seguir hacia cima como si tal cosa. En este aspecto Iñaki Ochoa de Olza presentó siempre una fuerte moral y rigurosa ética que le hizo partícipe de varios rescates en alta montaña, moral y ética estas que parece aplicaba también en su vida cotidiana. Ello le llevó a defender a capa y espada la pureza del alpinismo. Un alpinismo sin oxígeno, con el menor número posible de cuerdas fijas y sin porteadores de altura o sherpas que abran huella y te guíen prácticamente hasta la cima.

Desgraciadamente Iñaki Ochoa de Olza murió en el 2008 a 7.400 metros de altura en la arista este del Annapurna debido a un edema cerebral y otro pulmonar, realizando la actividad que le apasionaba, cuyos riesgos aceptaba y trataba de minimizar. Sin embargo, sin estas altas montañas Iñaki hubiese sido mucho menos feliz, pues las mismas eran su medio de vida y si me apuras, su modo de vida.

Os dejo un video muy recomendable sobre el intento de rescate a Iñaki Ochoa de Olza y como 14 de los mejores himalayistas del mundo se echaron a la montaña para intentar salvarle la vida, incluso llegando a poner en riesgo la suya propia.



Título: Bajo los cielos de Asia
Autor: Iñaki Ochoa de Olza
Editorial: Saga Editorial
Descripción: Rústica 353 páginas
ISBN: 978-84-938750-2-2